Mediante el arte, los egipcios trataron de derrotar a la muerte, creando las condiciones para que el difunto pudiera continuar su vida. Las estatuas aseguraban al difunto la posibilidad de reencarnar. Las representaciones pintadas o esculpidas sobre las paredes de las tumbas o en panales de madera recreaban las condiciones de su vida terrena y le daba la posibilidad de seguir “viviendo”.
Su subsistencia estaba asegurada por la presencia de provisiones y las representaciones de ofrendas. Por su parte, las condiciones fundamentales de la arquitectura egipcia fueron las pirámides que los reyes ordenaron construir para albergar en ellas su propia tumba. Las más destacables son las tres pirámides de Gizeh, que se conserva cerca de la actual ciudad el Cairo dedicadas a los faraones Keops, kefrén y Miserino.
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